Un tema candente, sin duda… la distinción entre sexos ha logrado avivar una llamarada a lo largo de la historia que puede haber sido extinguida en su mayor parte gracias a la introducción de un ambiente democrático en nuestra sociedad; sin embargo, el reconocimiento de una igualdad lógica entre hombres y mujeres ha sido cubierta por una idea que destruye toda intención de respeto igualitario y comprensión equitativa entre las personas.
Toda la vida, la mujer ha desempeñado un papel más emocional que intelectual, ya sea por nuestro instinto maternal o por el tópico de que “los hombres son los machos”; eso no da cabida a mi interés por reflejar lo que ocurre; pero, por otro lado, lo que no se puede permitir es la decadencia de un ideal de igualdad por un ego creciente entre el sector femenino.
Todos somos personas; demostrémoslo pues… compañeros y compañeras es pura terminología; las palabras son las herramientas de un discurso, lo que importa es el valor que cada uno queramos dar de dicha intervención.
Siendo la política un pilar inquebrantable (en ocasiones desgraciadamente inquebrantable) de nuestro mundo, es necesario mostrarla como una ciencia virtuosa y accesible a todo el mundo…DE MANERA IGUALITARIA. La lucha contra el desequilibrio entre sexos da cada día un avance que hace replantearnos nuestra forma de ver las relaciones sociales como algo sano y despreocupado, sin miedo a terceras prioridades ideológicas que condicionen el hecho de llevarte mejor con tal o cual persona.
Lo que me parece deplorable es utilizar nuestra condición de hombres y mujeres como objeto de campaña política… si en el pasado la mujer no podía participar en política, ahora que se tiene la oportunidad: ¡no la desaprovechemos!
Tantos avances en la materia deben de ser reflejados en lo público, en lo social; debemos de dar a conocer a todo el mundo que estamos por encima de ser hombres o mujeres, si ambas partes actúan en la política… que sea de manera coherente por favor; esto ya no es el patio del colegio: ya no son juegos de niños, sino que es el propio bienestar de las personas lo que está en juego… ya no vale los chicos con los chicos y las chicas con las chicas.
El factor de ser mujer no debe condicionar el ser la primera elección, por causa de haber tenido que sufrir años de constante desinterés por su propia persona; lo único que se consigue con esto es mostrar vulnerabilidad ante la condición de no ser un hombre… eso sucedería en el pasado, pero ahora no.
Está claro que todavía la distinción entre sexos sigue siendo una brecha demasiado profunda para los tiempos que corren, más no podemos permitir que lo que supuestamente sea lo más justo se convierta en la muestra de lo desequilibrado.
No es virtuoso emplear un fallo del pasado como reproche del presente, ni mucho menos del futuro… ya que la relación de las personas con el mundo acabará por destruirlo por completo.
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