"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea algo interesante" Paulo Coelho




UN SUEÑO DESPIERTO

sábado, 29 de septiembre de 2012


De pronto mi corazón dio un vuelco y me teletransportó a mi tierna edad de 10 años: una niña desorganizada que ansiaba merendar rápido y hacer los deberes cuanto antes para poder tener tiempo de ponerse a dibujar; mientras escuchaba música de un hombre italiano que consiguió traspasar sus delicados oídos para llegar directamente a su pensamiento y a su corazoncito, ansioso por conocer nuevos sentimientos… aunque esa música no era equiparable a experimentar sensaciones por cuenta propia, a esta niña le proporcionaba todo lo necesario para vivir sin experimentar el amor, la pasión o la compañía de un cariño adulto lleno de responsabilidades.
Con 10 años no estaba preparada para eso por muy bonito que fuera, por eso buscaba otros caminos para inyectarme esa dosis de alegría que necesitaba para ser optimista ante todos los momentos posibles. Y cuando llegaba a casa y algo me preocupaba volvía a refugiarme en esa música que no sabía cómo era tan insignificante para muchos y tan indispensable para mí… era lo más parecido a cobijarte en los brazos de la persona amada, pero en vez de acunarme en alguien lo hacía en las letras y notas de las canciones de un italiano con una voz que me erizaba los pelos y me hacía encontrar mi paz interior en mi pequeña habitación.
Muchos han sido los momentos que por intentar ser adulta he prescindido de esa esencia musical que tanto me aportaba, sin decepcionarme nunca, ya era la vida misma la que me maldecía sin mi refugio, pero no supe por qué no era capaz de retomarlo con esa misma pasión… había perdido mi magia por todos lados…
Y volvió la alegría, la cordura y el pensar de forma sana y original… volvieron las canciones y las reflexiones. Esa infancia retornó de golpe este miércoles: tranquilamente en mi habitación y por casualidad me entero que el hombre italiano que tanta inspiración me había hecho acumular de pequeña, y aún todavía siendo adulta, estaba en Madrid. Era algo único, ansiado, inesperado y muy difícil de creer para esa niñita de 10 años que aún dormitaba en su habitación con la luz apagada y un disco sonando una y otra vez. Una hora de espera arrastraban 9 años con la esperanza de poder ver en persona a Tiziano Ferro, ese italiano que me robó el corazón y puso banda sonora a mis pensamientos durante tantos momentos preciosos e importantes de mi vida. Al fin pude conocer a uno de mis ídolos de la infancia, y digo ídolo porque gracias a su aportación como persona hizo que creciera acompañada del mejor regalo que puede hacer un cantante: una música que estremezca y haga placentera la escucha de un disco que si fuera interminable sería infinitamente paciente a su escucha eterna. 

GRACIAS POR TU MÚSICA TIZIANO 





                                     



LA MANITA MÁGICA

martes, 4 de septiembre de 2012


Porque siempre hay algo de nosotros mismos que nunca cambia; visible o no visible algo permanece inalterable en nuestro interior. Un día de fin de verano cercano al día de hoy, mi hermana y yo nos dedicábamos a recordar aquellos momentos de risas infinitas, de expediciones fantásticas, de anécdotas irrepetibles. En una caja mágica nosotros guardábamos aquellos recuerdos cuadriculados, impresos en papel fotográfico a los que comúnmente denominamos fotografías. Aunque para nosotras no eran simples trozos de papel, sino que representaban el transcurso de nuestra vida enfrascada en fechas, lugares y compañías. Muchos han sido los días felices rodeados de gente adorable, llena de alegría, aquella que lo único que quiere es disfrutar del día a día siempre con buenas compañías.
Al coger el montón de fotos en las que salíamos nosotras dos, eché la vista atrás y me puse a pensar en esos años de risas, juegos y locuras desmesuradas. Cuando aún la pequeña de la casa no sabía casi caminar y necesitaba de mi ayuda para transportarse siempre subida a mi espalda. Esos días en los que yo era su pony y ella era una princesa de cuento con una falda que hacía función de vestido por ser demasiado larga para su pequeño cuerpecito, pero perfecta para dar rienda suelta a su imaginación. Dibujos sin sentido, palabras incomprensibles, experimentos sin pies ni cabeza… todo formaba parte de nuestro juego personal de una infancia en la que un mundo paralelo e infantil era el mejor de todos los que podían existir.

 No recuerdo con exactitud todos esos días de juegos, pero esa misma noche una anécdota hizo que pudiera retornar a esos días de mi niñez: aquella misma noche, después de un día entero de desenterrar historias y tras unas horas con el ordenador, esa misma compañera de juegos hace ya más de diez años sale de su habitación, presa de un insomnio que no le permitía soñar con tranquilidad.

Me pidió por favor si me podía quedar con ella un ratito en su habitación para ayudarle a dormir, y como yo sé lo que se siente al tener examen al día siguiente y ver las horas pasar del reloj, me dije a mí misma que tenía que echarla una mano, nunca mejor dicho… ya que cuando me tumbé a su lado para rascarle la espalda y la cabeza viajamos en el tiempo y regresamos a nuestros primeros años: aquellos en los que una niña con miedo de los fantasmas y la oscuridad pedía ayuda a su hermana para que pudiera combatir a esos monstruos del mal.

 Cierto era que yo no disponía en ese momento de una varita, ni de una espada, pero lo que sí tenía en mi poder era una mano mágica que según la pequeña de la casa era capaz de espantar a todos los monstruos de la noche. Y así fue, como en esa noche regresamos al pasado y la todavía pequeña de la casa volvió a pedir ayuda a mi mano mágica que tantas veces le ha salvado y que en un futuro inmediato, siempre estará dispuesta para combatir sus temores.
Te quiero mucho pequeñita :D