"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea algo interesante" Paulo Coelho




Valentía y tesón

sábado, 24 de noviembre de 2012



Qué frustración más grande cuando quieres y no puedes o pretendes y no sabes: el momento en el que la niñez te abandona y debes enfrentarte al mundo con decisión. El problema viene cuando es el propio mundo el que está perdido ¿cómo decidir lo que hacer y cómo actuar cuando el mundo gira del revés?
Se podría decir que en estos momentos, la desesperación está por encima de la esperanza en muchos lugares del planeta: guerras, muerte, pobreza… aquello que descoloca y desconcierta; todo lo que amarga y te hace pensar que no hay salida. Sin embargo, no se debe abandonar el barco antes de llegar a puerto, porque si pensamos que todo es oscuro y pesimista, el hoyo en el que nos encontremos se hará cada vez más grande y el vacio interior que podamos sentir terminará por dejar huecos nuestros deseos de cambio y de progreso.
Las personas más valientes son aquellas que en la dificultad ven un reto en vez de una batalla perdida: tener un espíritu de lucha, una intención de competir contra la adversidad para conseguir ser más cabezones que el propio destino. Por lo tanto, no debemos dejarnos arrastrar por esa idea de que todo irá mal, y aunque así nos pase, cada rayito de sol que podamos considerar como algo positivo en nuestro día a día, debemos aumentarlo y conservarlo como un pensamiento alegre que sirva de reserva para otros momentos en los que todo parezca venirse abajo, porque como dicen en una famosa película: solo necesitas polvo de hada y un pensamiento alegre.
Dediquémonos a hacer realidad nuestros sueños con ímpetu y sin dejarnos llevar por todo lo que va mal: solo se necesita buscar esa cosita especial que te saque del pozo y te haga volar más allá del cielo, para llegar al mundo en el que NUNCA JAMÁS existirá el pesimismo. 


                                                              

MELANCOLÍA

martes, 30 de octubre de 2012

El pasar de los momentos alegres para dejar paso a los más incómodos es algo que inevitablemente pasa de forma constante. La felicidad es tan increíble porque es algo finito, aunque en muchas ocasiones nos gustaría detener el tiempo y romper aquel reloj para que los momentos no avanzaran, para que el momento no pasara y que el instante presente fuera válido también para un futuro sin final. Pero si esto fuera así, la felicidad plena no sería tan esplendorosa y mágica si no hubiera momentos tristes… pero qué difícil es, que prueba tan dura el saber afrontar con valentía los tragos amargos del día a día.

Y aún más cuando te aferras a la esperanza de un futuro incierto y un tanto gris en los tiempos que corren y tú no puedes alcanzar. Qué fácil sería poder dirigir tu propio destino a tu gusto, sin miedos o inseguridades… pero volvemos a lo mismo: ¿qué misterio tendría entonces la vida? Sería como volver a jugar una partida ya sabida o como una historia ya contada.
Aunque a veces los capítulos de nuestra historia sean amargos, hay que saber continuar con su lectura, ya que  la mayoría de los libros suelen tener un final feliz… y cuando se trata de un cuento de hadas el sol siempre vuelve a salir, al amor vence sobre la soledad y el bien triunfa sobre el mal. Debemos limitarnos a dejarnos llevar por la corriente, confiando y permaneciendo en la idea de que llegaremos a la desembocadura con muchas cosas que contar.
 Algunos creen que es el destino, el karma o simplemente la suerte… yo me dejaré guiar por aquel que en su día me mando una señal, para demostrarme que la esperanza es un don que recibe una recompensa en el momento más adecuado: la esperanza en las cosas que se escapan de lo material, aquello verdaderamente importante por  lo que se lucha incansablemente con el fin de no perderlo jamás.
Porque con solo una razón que haga levantarte por las mañanas, el día a día será el progreso que te oriente hacia dicha razón por la que vivimos, por aquel sueño que perseguimos, aquella persona que tanto amamos… por tanta vida que queda y por aquella que se nos ha dado doy gracias y pido fuerza para saber continuar con pájaros en la cabeza y con anhelos en el corazón… aquel que late de igual manera por mi Razón personal.

                                             


                                              

UN SUEÑO DESPIERTO

sábado, 29 de septiembre de 2012


De pronto mi corazón dio un vuelco y me teletransportó a mi tierna edad de 10 años: una niña desorganizada que ansiaba merendar rápido y hacer los deberes cuanto antes para poder tener tiempo de ponerse a dibujar; mientras escuchaba música de un hombre italiano que consiguió traspasar sus delicados oídos para llegar directamente a su pensamiento y a su corazoncito, ansioso por conocer nuevos sentimientos… aunque esa música no era equiparable a experimentar sensaciones por cuenta propia, a esta niña le proporcionaba todo lo necesario para vivir sin experimentar el amor, la pasión o la compañía de un cariño adulto lleno de responsabilidades.
Con 10 años no estaba preparada para eso por muy bonito que fuera, por eso buscaba otros caminos para inyectarme esa dosis de alegría que necesitaba para ser optimista ante todos los momentos posibles. Y cuando llegaba a casa y algo me preocupaba volvía a refugiarme en esa música que no sabía cómo era tan insignificante para muchos y tan indispensable para mí… era lo más parecido a cobijarte en los brazos de la persona amada, pero en vez de acunarme en alguien lo hacía en las letras y notas de las canciones de un italiano con una voz que me erizaba los pelos y me hacía encontrar mi paz interior en mi pequeña habitación.
Muchos han sido los momentos que por intentar ser adulta he prescindido de esa esencia musical que tanto me aportaba, sin decepcionarme nunca, ya era la vida misma la que me maldecía sin mi refugio, pero no supe por qué no era capaz de retomarlo con esa misma pasión… había perdido mi magia por todos lados…
Y volvió la alegría, la cordura y el pensar de forma sana y original… volvieron las canciones y las reflexiones. Esa infancia retornó de golpe este miércoles: tranquilamente en mi habitación y por casualidad me entero que el hombre italiano que tanta inspiración me había hecho acumular de pequeña, y aún todavía siendo adulta, estaba en Madrid. Era algo único, ansiado, inesperado y muy difícil de creer para esa niñita de 10 años que aún dormitaba en su habitación con la luz apagada y un disco sonando una y otra vez. Una hora de espera arrastraban 9 años con la esperanza de poder ver en persona a Tiziano Ferro, ese italiano que me robó el corazón y puso banda sonora a mis pensamientos durante tantos momentos preciosos e importantes de mi vida. Al fin pude conocer a uno de mis ídolos de la infancia, y digo ídolo porque gracias a su aportación como persona hizo que creciera acompañada del mejor regalo que puede hacer un cantante: una música que estremezca y haga placentera la escucha de un disco que si fuera interminable sería infinitamente paciente a su escucha eterna. 

GRACIAS POR TU MÚSICA TIZIANO 





                                     



LA MANITA MÁGICA

martes, 4 de septiembre de 2012


Porque siempre hay algo de nosotros mismos que nunca cambia; visible o no visible algo permanece inalterable en nuestro interior. Un día de fin de verano cercano al día de hoy, mi hermana y yo nos dedicábamos a recordar aquellos momentos de risas infinitas, de expediciones fantásticas, de anécdotas irrepetibles. En una caja mágica nosotros guardábamos aquellos recuerdos cuadriculados, impresos en papel fotográfico a los que comúnmente denominamos fotografías. Aunque para nosotras no eran simples trozos de papel, sino que representaban el transcurso de nuestra vida enfrascada en fechas, lugares y compañías. Muchos han sido los días felices rodeados de gente adorable, llena de alegría, aquella que lo único que quiere es disfrutar del día a día siempre con buenas compañías.
Al coger el montón de fotos en las que salíamos nosotras dos, eché la vista atrás y me puse a pensar en esos años de risas, juegos y locuras desmesuradas. Cuando aún la pequeña de la casa no sabía casi caminar y necesitaba de mi ayuda para transportarse siempre subida a mi espalda. Esos días en los que yo era su pony y ella era una princesa de cuento con una falda que hacía función de vestido por ser demasiado larga para su pequeño cuerpecito, pero perfecta para dar rienda suelta a su imaginación. Dibujos sin sentido, palabras incomprensibles, experimentos sin pies ni cabeza… todo formaba parte de nuestro juego personal de una infancia en la que un mundo paralelo e infantil era el mejor de todos los que podían existir.

 No recuerdo con exactitud todos esos días de juegos, pero esa misma noche una anécdota hizo que pudiera retornar a esos días de mi niñez: aquella misma noche, después de un día entero de desenterrar historias y tras unas horas con el ordenador, esa misma compañera de juegos hace ya más de diez años sale de su habitación, presa de un insomnio que no le permitía soñar con tranquilidad.

Me pidió por favor si me podía quedar con ella un ratito en su habitación para ayudarle a dormir, y como yo sé lo que se siente al tener examen al día siguiente y ver las horas pasar del reloj, me dije a mí misma que tenía que echarla una mano, nunca mejor dicho… ya que cuando me tumbé a su lado para rascarle la espalda y la cabeza viajamos en el tiempo y regresamos a nuestros primeros años: aquellos en los que una niña con miedo de los fantasmas y la oscuridad pedía ayuda a su hermana para que pudiera combatir a esos monstruos del mal.

 Cierto era que yo no disponía en ese momento de una varita, ni de una espada, pero lo que sí tenía en mi poder era una mano mágica que según la pequeña de la casa era capaz de espantar a todos los monstruos de la noche. Y así fue, como en esa noche regresamos al pasado y la todavía pequeña de la casa volvió a pedir ayuda a mi mano mágica que tantas veces le ha salvado y que en un futuro inmediato, siempre estará dispuesta para combatir sus temores.
Te quiero mucho pequeñita :D 

                                                       

ESCRITO DESDE EL CORAZÓN

miércoles, 1 de agosto de 2012


Porque la vida es sueño y muchas veces no nos conformamos con tener que soñar por la noche. Desde que abrimos los ojos por primera vez al mundo tenemos una misión concedida de antemano, aunque nosotros no lo sepamos en un momento concreto, esa misión se nos será desvelada… Cuando descubres tu objetivo son pocos los que se atreven a dejar de lado la razón y dejarse llevar por el corazón. Aquellos que lo consiguen viven por y para hacer esos sueños realidad, convertir su misión en una pasión sin precedentes, disfrutar con la vocación para la que están dispuestos a entregar toda una vida.
Escribo desde la emoción de verme maravillada por las ganas y la ilusión de una de esas personas que se acuestan pensando en su pasión y se levantan con ganas de retomar esos pensamientos. Una entrega profunda desde el sentimiento y la pasión sobre unas bellezas con alas que permitieron en su día imaginar al hombre la posibilidad de despegar los pies del suelo más allá de las nubes…
Cuando esta persona pone la mirada hacia el cielo no se dedica a observar lo azul que puede llegar a ser, sino que sueña con la posibilidad de tocarlo él mismo con los dedos algún día. Los aviones para él son máquinas perfectas, pero además son el refugio de las almas entregadas de aquellos pilotos que van en busca del sol para encontrarse con su auténtica felicidad. Porque el ansia de volar se debe llevar en la sangre… y sé que por tus venas la sangre no corre, sino que es capaz de volar igual de rápido que un f-14…
Puede que el proceso sea costoso, pero nadie en este mundo te quitará las ganas de demostrar que en el cielo es donde tú debes estar, que no eres terrestre ni acuático, que en tu planeta del que procedes te quitaron las alas y has venido a este para poder recuperarlas. Estos días son los adecuados para demostrar que eres merecedor de esas alas sin plumas, y que si abriste los ojos a la vida fue para demostrar que eres una persona excepcional a disposición del cielo, del aire y del sol… porque ellos serán tus compañeros de vuelo.
 Mientras tanto yo me quedaré en tierra contando los aviones desde la colina y esperando que algún día seas tú el que aterrice en un A400M y que se baje del avión como un piloto portugués orgulloso de haber hecho su sueño realidad.


                                               

NO ME PIDAS UN FUTURO, EXÍGEME UN PRESENTE

lunes, 4 de junio de 2012


Que monótono organizarte la vida no? Levantarte por las mañanas y saber en todo momento lo que vas a hacer con cada hora… pienso que cuando caes en ese esquema vital lo único que haces es materializarla, impidiendo a los impulsos aflorar en ti decisiones erróneas, inapropiadas o descabelladas. Observar el pasado en tu presente, otra equivocación: lo hacemos por miedo a que algo desagradable nos vuelva a ocurrir y poder estar pendientes de cómo actuar en consecuencia. Intentar adecuar tu comportamiento a las experiencias es un fallo, puesto que las experiencias, por muy similares que parezcan, nunca serán dos iguales.

Las experiencias del día a día se sostienen por medio de sensaciones, sentimientos y emociones instantáneas… mi pregunta: ¿Es posible organizar nuestros sentimientos? Pienso que los diversos motivos que nos hacen levantarnos cada mañana se someten todos los días a un libre al bedrío que permite orientar nuestra actitud. Lo mejor es  tener valor de hacer caso a nuestras intenciones, a nuestros impulsos de decir lo que sentimos; porque si te callas las cosas las horas pasan y tu vida pasa de ti misma.

Cada vez que dicen que algo es difícil o casi imposible se levanta en mí una sensación de orgullo y cabezonería: no se sabe si algo es posible hasta que no posibilitas la opción de intentarlo. Sólo será irrealizable cuando todos nuestros proyectos no sean guiados por nuestros antojos emocionales, por eso cada vez más deberíamos mentalizarnos de que todo es posible: que lo inconcebible puede tornarse en realizable.

La clave del éxito reside en evitar un croquis, una lista, un horario: imprescindible el sentimiento defendido por la razón. Asique nunca pidas un futuro, pero nunca te canses de exigir siempre un presente indescriptible



                                                       

Solo es una máquina


Todos los sueños y aspiraciones de una persona son imposibles de guardar en un cajón… aunque pienso que todos esos deseos son guardados en sitios diferentes atendiendo siempre a la persona que los posee.
Si hubiera un lugar oficial donde guardar todo eso el mío sería una vespa roja… sería mi banco de sueños especial.
En cada engranaje guardaría un pedacito de mis ilusiones, esparciéndolo todo de tal manera que cuando esa moto se pusiera en marcha pudiera volar gracias a la agilidad de mis sueños cumplidos y en proceso de ello.
En el manillar me gustaría llevar las ideas que puedan conducir mi vida al destino apropiado, aquellos que me serán útiles a largo plazo para colmar de perfección todos los días, de la mañana a la noche: los estudios, aprender idiomas, culturas, historias…
En el asiento me llevaría conmigo a todas esas personas que han hecho de mi cuento un lugar más apacible donde residir… eso no significa que quiera llevarles en mi culo por nada especial… no me va mucho eso. Ellos serían los encargados de acomodarme y hacer del trayecto un momento delicioso.
Las ruedas serían mis subidas y bajadas, mis victorias y fracasos; todo aquello que ha acumulado un rodaje continúo de 19 años que necesita siempre de unas ruedas en buen estado: siempre hinchadas de aire ilusorio.
Todo en su conjunto hacen la tapicería de mi moto soñadora, sin embargo, lo que a mí siempre me importa es el interior: el entramado de engranajes, piezas y maquinaria que en su conjunto conforman mis pensamientos más profundos. En el motor de mis sueños reside la gasolina que me permite despertar por las mañanas; una mezcla especial compuesta de sentimientos explosivos: esperanza, ilusión y plenitud. Un ingrediente falta a la mezcla que siempre está presente, pero no de la misma manera… Solo necesito un ingrediente secreto para añadir al brebaje mágico que me permita arrancar esa moto que tan bien rueda por la carretera, para que también sea capaz de hacerlo por el cielo.

                                 
                                                       

DE OTRA GALAXIA

miércoles, 2 de mayo de 2012


Tenía entendido que todos los sentimientos del mundo tienen nombre y apellidos; sin embargo estoy convencida que el que yo siento no puede ser catalogado por ahora de ninguna forma ni color… No es una sensación de angustia, tampoco lo es de atontamiento, simplemente es la necesidad de buscar comodidad, cobijo, apoyo… sin faltar nunca mi dosis diaria de risas trasnochadoras.

Una sensación de que el mundo se detiene y el reloj se acelera, que todos los minutos valen por doble y que las miradas desbordan impresiones recíprocas de cariño y comprensión. Muchas veces las palabras no son el medio más apropiado de comunicarnos, ya que muchas veces las intenciones actúan como sustitutivos. Las ganas de abrazar el aire se hacen cada vez más intensas, pero cuando sucede eso actúa la razón, para advertirme que tengo que conformarme con las formas que las nuevas tecnologías me proporcionan para estar en compañía virtual de una persona espacial… he dicho bien, espacial y especial; porque a quien me refiero no proviene de este planeta, es un extraterrestre que espera ser comprendido al igual que yo… por eso podemos comunicarnos de una forma que nadie más puede entender. Una especie de telepatía que hace que encuentre esa felicidad que busco a todas horas durante todos los días.
Las sonrisas se multiplican al caer la tarde, el aprendizaje sobre la vida es mucho más completo, los deseos de abrazar aumentan hasta el infinito y las palabras que dejan huella son escritas en nuestro diccionario personal para que no entren por una oreja y salgan por la otra…
Todo en este mundo se marchita, todo tiene un final o un deterioro; sin embargo, como bien he dicho, esta persona vive en otro planeta y yo he podido ponerme en contacto con él para que me lleve a ese mundo tan maravilloso, allí donde nuestra telepatía permite que hablemos en otra lengua y experimentemos otros sentimientos… aquellos que quedan escritos un nuestro diccionario privado…en nuestra historia aún por descubrir… 
    
                            

inyección de esperanza

martes, 1 de mayo de 2012


Momentos son muchos en los cuales no tenemos ganas ni de encontrarnos a nosotros mismos, bien porque no podemos, no queremos o no sabemos. Muchas son también las maneras de vivir el transcurrir de tu historia. Nos vemos muchas veces en la necesidad de definir nuestra vida en torno a una serie de metáforas: esto que experimentamos es como un camino, como un río, como un árbol… o simplemente estamos porque estamos y somos todos los que aquí residimos. Sin embargo, una de las cosas más exquisitas de las personas HUMANAS es la capacidad de cuestionarse preguntas o dudas que a lo mejor no tienen respuesta, pero nunca se cansa uno de resquebrajarse el pensamiento; puesto que esto es parte de la condición de ser persona.

Las flaquezas afloran cuando llueven torrentes de situaciones inexplicables y duras que sobrepasan lo racional, lo entendible. Y… ¿qué hacemos para solucionarlo? La respuesta no tiene una definición concreta, puesto que estamos hablando de algo que escapa a la globalización a la que hoy en día estamos conectados. Cada uno es como es y asimila lo que sucede sin coordenadas y normas que resuelvan los problemas, como si se tratara de un problema de física en base a fórmulas matemáticas.
Para afrontar el día a día no existe un brebaje mágico, ni una premonición de los astros… lo que se necesita verdaderamente es una mentalidad que tenga como cimientos el positivismo, la esperanza y una fortaleza que afirme que una piedra en el camino, un tronco que atraviesa el río o la llegada del invierno para los árboles no sean un impedimento para pensar que después del invierno siempre llega la primavera…Yo lo he conseguido encontrar gracias a las señales que me da el cielo.

Las lágrimas necesitan ser derramadas en multitud de ocasiones para que uno sea capaz de sentirse bien después; al igual que las ganas de reír se buscan incansablemente por cada rincón de los días. No perdamos nunca las ganas de sufrir para poder disfrutar posteriormente, puesto que siempre se ha dicho que la vida es dura… yo afirmo que no es fácil, pero muchas veces las cosas que nos hacen sentir colmados provienen de incertidumbres que estaríamos dispuestos a dar toda una vida por resolverlos. Valoremos siempre ese tiempo que se nos da en torno a la búsqueda de la felicidad. 




                                       
                                                   

PRUEBA SUPERADA!!

viernes, 27 de abril de 2012


El principio de todo siempre cuesta, solo por el hecho de que el ser humano es el animal que más se encariña de la estabilidad, de los momentos cotidianos y evidentes. Pero a veces el cuerpo te pide a voces salir de ese horario preestablecido para poder dominar sobre esa comodidad propia…
Me dispongo a salir a la calle y el frío es el primer tentador de la tarde… siempre amenazándome con el viento para que me dé la vuelta y me quede en casa. Pero hoy si que no estaba dispuesta a dejarme manipular, porque no había otra cosa que me entusiasmara más que el enfrentamiento de mi misma contra mi propia voluntad.
Llego al principio y me pongo los cascos, me coloco el polar y me ajusto las deportivas… solo es cuestión de ponerse a correr… como bien he dicho al comienzo, los principios son los costosos, pero no los únicos tramos que te lanzan dificultades. La gente te mira con cara extraña,  a veces con admiración y otras veces con pasividad; como si pensaran… “puf que ganas tendrá de sufrir sin necesidad” (estas personas son los segundos tentadores del trayecto). Pero yo sigo a lo mío, inmersa en mi reto personal.
El transcurrir del tiempo no estaba en mi horario, ya que no sabía ni la hora que era ni cuanto llevaba trotando, pero cada vez se hacía más y más intenso. Los cambios de ritmo, los impulsos acelerados y las ganas de cumplir con mi cometido. Los sonidos de mis oídos hacían que cada pisada fuera distinta, cada paso más rápido que el anterior… y eso poco a poco agotaba mi paciencia y mis fuerzas… pero lo estaba consiguiendo, el final ya estaba cerca.
Los últimos metros se me hacen cuesta arriba, las piernas me flaqueaban y los brazos no coordinaban… el polar me estorbaba en exceso pero aguantaba con él. De pronto llegan los últimos metros y suena en mi cabeza una canción demoniaca que me arranca las reservas explosivas… me pongo a correr llevada por el infierno y dejo que mis zancadas se prolonguen hasta el infinito. Por fin llego al portal de mi casa, toco el pomo y me quito los cascos.
De pronto siento como mi orgullo ha conseguido hinchar mi pecho oprimido por el polar sudoroso… por fin he logrado aquello que nunca había creído posible: CORRER CON LA MÚSICA DE ACDC!!, a través de un carril bici hacia el infierno y echando fuego por las deportivas…


LA VIE EN ORANGE

domingo, 22 de abril de 2012


Por qué siempre vuelve esa inspiración que tanto busco por el mismo culpable, por esa búsqueda incansable del ser humano por saber si puede llegar a ser considerado especial…
Puede existir una media naranja ¿? La naranja se ha caducado para todos ¿? Le faltan vitaminas a la naranja ¿? …. Que pesaditos nos ponemos con la fruta y eso que está comprobado que la solemos catar poco.
Muchos son los momentos en los que las personas vamos rodeados de gente y de pronto nos damos cuenta de que una presencia humana no es suficiente para estar completo, para sentirte como en casa por dentro mientras que por fuera te encuentras en un tren… un tren repleto de historias acompañadas de personas que contienen pensamientos. Esos pensamientos son prendidos por la mecha de una ilusión que proviene de diversos lugares: una mirada del chico de enfrente, la frente sudada de ese ídolo deportista de nuestros sueños, los deportes que nos gustaría practicar durante toda nuestra vida, la vida que llevamos y la que nos gustaría traernos de vuelta consigo.
Todo eso me ha dado por pensar en un trayecto de 20 minutos, sin embargo, el mismo pensamiento se asomaba por la esquina de mi existencia… la compañía siempre es necesaria: una pareja en el tren abrazada a sus recíprocas cinturas se miraban a los ojos contrarios como si fueran los suyos propios… abrazos por debajo del abrigo eran respondidos con caricias sobre la nuca. Sonrisas compartidas que se entremezclaban con momentos de melancolía. Con las maletas en la puerta se disponían a bajar del tren: juntos, fusionados y confusos entre un torrente de gente que empujaba por dejar el tren cuanto antes…
20 minutos en mi vida han servido para darme una lección: no es que la naranja carezca de fuerza, es la energía que nosotros le queramos dar a dicha pieza. La diferencia está entre la gente que está dispuesta a ir a la frutería a buscar la fruta adecuada: si nos centramos en peras, plátanos o sandías… la presentación será destacable en el momento de comprarla, pero nunca quedaremos saciados. Yo animo a buscar la naranja ideal (con eso no digo que el amor perfecto esté en Valencia, o a lo mejor sí quien sabe) y a saber exprimir bien su jugo, aunque nunca se exprima del todo… que siempre quede vitamina para dar hasta el final de nuestros días…
                                                   
                                                


Evocando a la antítesis de mi debilidad

viernes, 13 de abril de 2012

Por esos momentos que necesitas tener la compañía de la soledad y continuar en pensar y pararte en algún rincón de cierto lugar.
Me siento culpable por  ser consciente de que tengo alas y saber que soy perfectamente capaz de echar a volar en cualquier momento. Pero lo que me hace sentirme mal es tener un culo inquieto que no para de interconectarse con mis planes de futuro. Ahora esto y luego lo aquello, antes pensaba que aquí, ahora evito el pensarlo.

Siempre he sabido que las ataduras mentales son las que me pueden amarrar más fuerte a un lugar o a una situación, pero esos días de rayadas en blanco y negro van a convertirse en millones de puntitos de color que van a estallar en mi espalda para colorear y renovar mi vida como una habitación recién pintada.
Mucha pena sentiré por los que me quieren, pero estoy segura de que soy capaz de querer y recordar en la distancia. No soy de ideas fijas pero sí lo soy de sentimientos sobre las personas que demuestran que vale la pena echarlas de menos de vez en cuando.

Nunca he necesitado estar con alguien para sobrevivir, pero sí que he precisado de momentos a solas para poder respirar de nuevo, y con ello renovar mis propias ilusiones, que son pocas pero intensas si se llevan hasta el extremo. Porque no estoy para nada de acuerdo con un punto de equilibrio, si sientes algo  renovador empobreces su belleza si lo vives sólo a medias. Porque las medias tintas no son buenas, y una moderación sensorial puede hacer que un día con encanto se convierta en media jornada insípida…

Cada uno tiene su sitio y mi lugar está fuera de ninguna parte, sólo sé que poco a poco me percato de que la vida no comienza cuando naces, sino cuando las horas del día son efímeras, los saltitos por el parque son resquicios de tu efusividad interna o cuando los sueños no se conforman con pasar la noche contigo y se convierten en acosadores de esas escasas horas diurnas ocupadas en cumplir con lo obligado, en dar apariencia de normalidad.

En el mundo todo tiene una función: la hierba alimenta, el aire nos da el aliento y el amor a veces nos da alas… pero yo con ellas soy incapaz de volar, porque todo lo que sube baja, y las alas que yo tengo en soledad son una fuente de energía inagotable… mientras que las compartidas han resultado ser de cartón piedra.
Y es que sola surco los cielos de mis aspiraciones, nadie vuela jamás por este lugar salvo yo misma. Nunca dejaré acceso a esta parcela de la mente, porque si alguna vez lo hiciera, perdería el rumbo al libre albedrío, el mapa que me lleve de vuelta a mí misma…        
             
                                    
                                  

Un concierto...una ilusión sin descripción

lunes, 26 de marzo de 2012

La sensación de felicidad infinita es tan abismal que hasta asusta poder rozarla con los dedos… pero cuando lo consigues creo que la reacción más sincera es la de no dejar de sonreír ante el placer de sentirte plenamente agraciada.
Muchos han sido los sentimientos que he podido experimentar a lo largo de mi vida, pero no todos te dejan un sabor tan dulce como el que yo pude degustar en el día de ayer.
Todo lo que voy a escribir a continuación puede sobrepasarse de tierno y empalagoso, pero de vez en cuando necesito pegarme un atracón de una sencillez “hipersubjetivamente” sentimental.
Pocas veces las canciones provocan en mi cuerpo movimientos involuntarios como el erizar de los pelos, o los vuelcos al corazón. Sin embargo, ayer creo que fue mi cuerpo en su totalidad el que se puso boca abajo. Mis sentidos se agudizaron, mi piel se erizó y mis pies se desbocaron. Una  sensación de explosión interna que nunca podré apartar de mis recuerdos, porque el impacto fue demasiado fuerte como para poder ser olvidado.
Siempre con algo entre las manos pero con nada en el estómago, sentada algunas veces por el agotamiento y excitada en otras muchas por la impaciencia. Sólo quería alcanzar la cúspide de mi felicidad, y la forma de conseguirla era desatando las riendas de mi vergüenza para dejar paso a mi auténtico volcán oculto, a mis ganas de disfrutar de la vida a través de la música.
Las luces aún estaban encendidas, pero la gente ya estaba anclada en la primera fila… a correr se ha dicho!! Tranquilamente me fui haciendo a la idea de que el momento que había estado esperando durante tanto tiempo iba a convertirse en realidad delante de mis narices. Estar tan cerca me asustaba, pero era incapaz de alejarme un centímetro de la valla de seguridad. Mi nerviosismo se reprodujo en multitud de golpecitos tensos de mis pequeños pies sobre el suelo de piedra. Quería que empezara ya a la vez que deseaba que no llegara nunca… todo un quebradero de cabeza que me hacía sentir triste a la par que entusiasmada.

Chila Lynn y su banda 
Los preliminares musicales amenizaron de una forma encantadora el advenimiento de la gran noche. Con una voz tan prominente como su pelo, la jovencísima Chila Lynn supo encandilar al público madrileño con su voz sensual de femme fatale.
Tras ese suculento tentempié volvimos de nuevo a la espera desesperante, cada vez pisándome más los talones desgastados por la agitación masiva de mis nervios.

Poco a poco la sala se fue llenando de un humo que rasgaba la garganta, las luces se fueron apagando lentamente y la gente comenzó a silbar y a vitorear el comienzo del espectáculo… Mis ojos secos intentaban no perder un detalle del momento que se avecinaba, era como si la cámara de video y de fotos fuera mi propia memoria, es más, me negué en rotundo a perderme ese momento del instante presente por tener un recuerdo material para el futuro.
Un músico, dos, tres…todos colocados, todos sonrientes e impacientes. Yo paralizada, tensa, expectante y acelerada; un auténtico volcán a punto de explotar. La música empezó a sonar, la batería era mi señal personalizada de que era el momento de sentir de verdad, de gozar sin desparpajo ni timidez, de expresar con el cuerpo lo que era incapaz de mostrar con palabras (ya que no podía articular ninguna).

De pronto apareció sin más… esa sonrisa tan característica, ese rostro tan familiar, tan dulce y sencillo. Lleno de energía, con saltos y sonrisas nos dio su particular bienvenida al show, invitándonos a compartir con él esas ganas de divertirse que no quiso ocultar en ningún momento.
Su guitarra como compañera, los músicos como los mejores colegas. El público como la motivación necesaria para que la alegría llenara el último rincón de la sala. De un lado a otro bailaba, cantaba e incluso se contoneaba. Esos movimientos de cadera se coordinaban con el ritmo de sus pies y con toda su energía vital en general.
En mi mente solo estaba un pensamiento: el mejor regalo que me puede ofrecer este hombre es compartir su don delante de mí…el don de ser un verdadero artista.

Desde el comienzo hasta el final, no paré nunca de mostrarme tal y como me sentía, era yo en toda mi esencia. La luz propia de JAMES que tanto me enamoraba se reflejaba de lleno en mi rostro, como si de un foco se tratase. Me sentía estúpidamente feliz, con una sonrisa fija e insustituible por un rostro normal, Era incapaz de dejar de sonreír…

Saltos y aplausos, miradas, sonrisas, diálogos incomprensibles para mi sordo oído inglés que pudieron ser sofocados por una mímica asimilable para todos los públicos. Fue capaz de crear un paraíso terrenal, con palmeras incluidas,  del que yo no quería salir nunca.

Pero todo tiene un final…y aunque ya se haya pasado la fecha del 25 de marzo, esa música, ese momento…ESE HOMBRE RISUEÑO! Siempre van a tener un lugar In my dreams.
No conseguí abrazarle, tampoco estar tan cerca como me hubiese gustado... pero no importaba. Su voz era más valiosa que todos sus discos y fotos firmadas. Sin embargo, tuve el honor de conocer a su hermano Laurie, un hombre que aparentaba seriedad pero escondía dulzura en su interior. Fue un auténtico placer hacerme una foto con él.

Si hay algo que se me da bien, es el agradecer de corazón los regalos que me puede brindar la vida. Y uno de esos regalos tiene nombre y apellidos, tiene voz y buen corazón: James Morrison.
Lo único que me quedó por decir esa noche fue una frase precocinada, pero hecha con todo el cariño del mundo desde mi más sencilla opinión para mi voz favorita, para mi artista preferido:

Your music is my precious love =) =)


resquicios de una morriña

viernes, 23 de marzo de 2012

 Y estar paseando a oscuras y no sentir miedo. Estar caminando en invierno y no sentir frío. Un día lluvioso que suele replegar los pensamientos más oscuros en las mentes más agoreras. Mientras que en la mía luce un sol propio que sonríe a un día líquido y gris.
Refugiada en mi gran abrigo de campaña, cobijada en mi capucha de pelo es mi propia melena la que se deja empapar por este día de ramos de paraguas multicolores. Las botas de agua invitan a pisar de charco en charco y tira porque me toca.
Una ligera llovizna invadía el lugar. Mucha gente agobiada por la situación corría de un lado para otro buscando evitar esa ligera amenaza. Sin embargo, yo ansiaba encontrarme con ella, ya que para mí no era una amenaza sino más bien una caricia, un susurro al oído que no decía nada y a la vez me hacía sentir todo.
Andando en el vacío de la calle desierta me paro a escuchar mi melodía interna… algo me dice que no estoy en mi ciudad, sino en un lugar donde todo es más puro, más verde, más húmedo… donde el ruido de los coches es sustituido por el cantar de los pájaros y donde hasta las plazas del centro de una ciudad esconden una historia propia de un romancero.
Lugar donde yo me enamoré por primera vez de un ente que siempre corresponde a mis peticiones pasionales y románticas. Nunca se agota de darme el cariño que tanto busco, porque hasta debajo de las piedras mojadas pienso que son las hadas del bosque las que me hablan de la dulzura, de la serenidad, del reencuentro con tu propia esencia.
Sigo con los ojos cerrados y sigo en ese sueño que tanto me fascina. Ese lugar por el que tanto suspiro y por el único por el que vale la pena dar todo cuanto tienes a relucir. Porque una persona te puede olvidar, un amor puede no ser como se pensaba. Sin embargo, una patria querida que nunca se marcha estará siempre ahí de la misma forma y con la misma sonrisa. Esperando a ser abrazada por los brazos de alguna chiquilla encandilada por su forma en que la mira, por su forma en que la espera, por la manera en la que la muchacha piensa que de todos los sueños por desear el único que pediría sería el de transformar su paraíso terrenal en un hombre al que besar, en lugar de la fresca hierba, con unas manos con las que enlazar las suyas, en lugar de acariciar la corteza de aquel árbol…
Abro los ojos y noto el recorrido del agua por mi frente, mis párpados, mis pómulos y mi cuello. No hay recompensa más placentera que unas gotas me hagan soñar despierta. Un día para recordar recuerdos húmedos en los que me encontraba sola en un bosque encantado, relajada en no pensar y preocupada en olvidar que el tiempo no se detiene. Aunque juraría que en ese momento la tierra se paró para mí…