"La posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la vida sea algo interesante" Paulo Coelho




NO ME PIDAS UN FUTURO, EXÍGEME UN PRESENTE

lunes, 4 de junio de 2012


Que monótono organizarte la vida no? Levantarte por las mañanas y saber en todo momento lo que vas a hacer con cada hora… pienso que cuando caes en ese esquema vital lo único que haces es materializarla, impidiendo a los impulsos aflorar en ti decisiones erróneas, inapropiadas o descabelladas. Observar el pasado en tu presente, otra equivocación: lo hacemos por miedo a que algo desagradable nos vuelva a ocurrir y poder estar pendientes de cómo actuar en consecuencia. Intentar adecuar tu comportamiento a las experiencias es un fallo, puesto que las experiencias, por muy similares que parezcan, nunca serán dos iguales.

Las experiencias del día a día se sostienen por medio de sensaciones, sentimientos y emociones instantáneas… mi pregunta: ¿Es posible organizar nuestros sentimientos? Pienso que los diversos motivos que nos hacen levantarnos cada mañana se someten todos los días a un libre al bedrío que permite orientar nuestra actitud. Lo mejor es  tener valor de hacer caso a nuestras intenciones, a nuestros impulsos de decir lo que sentimos; porque si te callas las cosas las horas pasan y tu vida pasa de ti misma.

Cada vez que dicen que algo es difícil o casi imposible se levanta en mí una sensación de orgullo y cabezonería: no se sabe si algo es posible hasta que no posibilitas la opción de intentarlo. Sólo será irrealizable cuando todos nuestros proyectos no sean guiados por nuestros antojos emocionales, por eso cada vez más deberíamos mentalizarnos de que todo es posible: que lo inconcebible puede tornarse en realizable.

La clave del éxito reside en evitar un croquis, una lista, un horario: imprescindible el sentimiento defendido por la razón. Asique nunca pidas un futuro, pero nunca te canses de exigir siempre un presente indescriptible



                                                       

Solo es una máquina


Todos los sueños y aspiraciones de una persona son imposibles de guardar en un cajón… aunque pienso que todos esos deseos son guardados en sitios diferentes atendiendo siempre a la persona que los posee.
Si hubiera un lugar oficial donde guardar todo eso el mío sería una vespa roja… sería mi banco de sueños especial.
En cada engranaje guardaría un pedacito de mis ilusiones, esparciéndolo todo de tal manera que cuando esa moto se pusiera en marcha pudiera volar gracias a la agilidad de mis sueños cumplidos y en proceso de ello.
En el manillar me gustaría llevar las ideas que puedan conducir mi vida al destino apropiado, aquellos que me serán útiles a largo plazo para colmar de perfección todos los días, de la mañana a la noche: los estudios, aprender idiomas, culturas, historias…
En el asiento me llevaría conmigo a todas esas personas que han hecho de mi cuento un lugar más apacible donde residir… eso no significa que quiera llevarles en mi culo por nada especial… no me va mucho eso. Ellos serían los encargados de acomodarme y hacer del trayecto un momento delicioso.
Las ruedas serían mis subidas y bajadas, mis victorias y fracasos; todo aquello que ha acumulado un rodaje continúo de 19 años que necesita siempre de unas ruedas en buen estado: siempre hinchadas de aire ilusorio.
Todo en su conjunto hacen la tapicería de mi moto soñadora, sin embargo, lo que a mí siempre me importa es el interior: el entramado de engranajes, piezas y maquinaria que en su conjunto conforman mis pensamientos más profundos. En el motor de mis sueños reside la gasolina que me permite despertar por las mañanas; una mezcla especial compuesta de sentimientos explosivos: esperanza, ilusión y plenitud. Un ingrediente falta a la mezcla que siempre está presente, pero no de la misma manera… Solo necesito un ingrediente secreto para añadir al brebaje mágico que me permita arrancar esa moto que tan bien rueda por la carretera, para que también sea capaz de hacerlo por el cielo.